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De verdad que es tan padre tener a un recién nacido, verlo, cargarlo, vestirlo, abrazarlo, besarlo, olerlo y sentir su piel suavecita.
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Me encanta ver a mi bebito y tenerlo a mi lado. Sí es un trabajo pesado, pero lo estoy disfrutando mucho. Especialmente porque sé que es el último bebé en nuestra familia. Además porque veo qué rápido crecieron Blyssé y Allegra. Tengo que disfrutar esta etapa de recién nacido porque se me esfuma.
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Qué bellos son los recién nacidos. Tan dulces, inocentes, angelicales, inofensivos y dependientes al cien por ciento.
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Es normal que los padres los veamos bellos. Yo soy más realista y sé que mi bebé no es el más bello del mundo como mis lentes de madre me quieren hacer creer. Sé que mi bebé se ve como muchos otros: arrugaditos, de repente con caras graciosas, adormilados y hasta hinchados. Pero me encanta y a Papi también.
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