lunes, 6 de junio de 2011

Fiestas infantiles

¿A qué adulto realmente le gusta asistir a fiestas infantiles? ¿Quién se levanta en la mañana y dice "¡Qué padre, hoy es la fiesta de cumpleaños de mi vecinito, o del hijo de mi amiga, o del amigo de mi hija!"?

¿Quién está emocionado de ir a gastar dinero en un regalo para el cumpleaños de mi hija, cuando podrían usar ese dinero en algo más útil o importante?

Por favor, si tú eres mayor de 18 años, y te gustan las fiestas infantiles, házmelo saber; me gustaría conocer tu punto de vista.

Ya veo a varias con la lágrima a punto de brotar, o tal vez enviándome uno que otro insulto. Algunas conocidas pensarán que no disfruto al acompañarlas en las fiestas en las que celebramos el día en que sus hijos, esos seres tan bellos, iniciaron su vida en este mundo, fuera del vientre materno. Reconozco que es un día especial, y por eso me sacrifico y voy a algunas de las fiestas de cumpleaños a las que mis hijas y yo somos invitadas.

La razón principal por la cual voy a estas celebraciones, es porque a mis hijas les encanta celebrar con sus amigos, comer pastel, y ver cuando el festejado (o festejada) abre el regalo que ellas le dieron. Otra razón por la que ocupo mi tiempo tan valioso para estos festejos, es porque sé que me voy a encontrar con amigas con quienes me gusta platicar (éste es un incentivo sin el cual, el sacrificio es aún más grande). La verdad es que prefiero no ir, si no va a estar ahí una amiga con la que pueda conversar, mientras mis hijas se divierten.

Varias veces me he encontrado en situaciones incómodas como esta: Llevo a mis niñas a una fiesta de un amiguito de Blyssé (Allegra todavía no recibe tantas invitaciones), donde hay conocidos pero no amigos de verdad; una de mis hijas se empieza a portar mal, pero no se quieren ir hasta que partan el pastel.... Peor aún si los niños no están entretenidos con una actividad física (jueguitos donde puedan brincar, actividades planeadas donde puedan quemar energía) o educativa (una clase de pintura, u otras actividades estimulantes). Y todavía peor si el lugar de la fiesta está lleno de adultos, chocando unos con otros... Y yo pensando: ¿Para qué vine? ¿Qué estoy haciendo aquí? No vale la pena, cuando podría estar en otro lugar, haciendo algo mejor o más productivo.

Espero que nadie se sienta ofendida con mi sentir (no digo ofendido porque creo que a los hombres, o padres de los niños festejados, no les importa si voy o no voy a la fiesta de sus hijos). Para empezar, si alguna vez he asistido a una de tus celebraciones, es porque de alguna forma valoro tu amistad, o la amistad de nuestros hijos.

De mi parte no hay ningún tipo de resentimiento si alguien no puede venir a mis festejos. Tampoco "me siento" si no soy invitada. Comprendo que hay muchas amistades, gastos, "compromisos" (qué tontería.- ¿qué compromiso puede tener un niñito celebrando su cumpleaños, si tal vez ni se va a acordar quién fue a su fiesta y quién faltó?) y otras prioridades al organizar una fiesta, y ya que las fiestas son para los niños, no nos sintamos presionadas a invitarnos si nuestros hijos no son amigos.

Comprendo si después de leer este pequeño e intrascendental escrito, algunas decidan ya no invitarme a las fiestas de sus hijos. Y ustedes por favor comprendan si no vamos a todas las fiestas a las que somos invitadas. - No incluyo a Danny en esto, porque aunque él esté invitado, no tiene ningún remordimiento ni vergüenza de decir abiertamente: "No voy, porque no me gustan las fiestas infantiles", aunque muchos lo encuentren grosero, al menos yo valoro su sinceridad y honestidad.

Ya que normalmente estas fiestas son los fines de semana, el calendario se llena rápidamente. Además de las fiestas infantiles, nos encontramos con otras celebraciones de familiares y amigos. Y no nada más eso, pero están también las actividades que de verdad quieres hacer en familia los fines de semana. Algunos fines de semana, es bueno solamente quedarse en casa y ser hogareño. - Danny se queja de que eso casi nunca sucede en nuestro hogar.

He aquí algunas interrogantes que me ayudan a decidir si llevo a mis hijas a una fiesta de cumpleaños o no:

- ¿Una de mis hijas o ambas son buenas amigas del festejado?
-¿Habrá una actividad física o educativa durante la fiesta? (Es importante que haya algo con lo que los niños se entretengan, aprendan, o gaste energía).
- ¿Tenemos algo ya planeado ese día?
- ¿Hay un horario definido para las actividades de tal fiesta?
Sé que esto del horario no es bien visto en nuestra bella cultura mexicana; pero personalmente, yo sí valoro los horarios definidos. Mis niñas funcionan mejor cuando respeto sus horarios de dormir, comer, etc. Ellas no se portan bien cuando están cansadas, y a mí no me gusta llevar a fiestas a niñas mal portadas o chillonas. Eso me ha pasado muchas veces, pero estoy aprendiendo y por eso ahora elijo cuidadosamente las actividades y fiestas a las que mis hijas asisten. Entre mi gente latina es común que las fiestas sigan hasta tarde, cuando mis niñas ya deberían estarse preparando para dormir. Y no sólo eso, pero sin un plan para los niños. Ese tipo de fiestas no funcionan para mí ni para mis hijas.

Así que: si somos amigas, o nuestros hijos son amigos; si hay un horario y actividad definidos para la fiesta; si no tengo la fecha ocupada en mi calendario, si mi esposo no me convence de hacer algo mejor ese día y a esa hora; y si aún después de leer mi blog, me invitas a mí, o a alguna de mis niñas a tu fiesta infantil, entonces, ¡ahí estaremos!

Cabe mencionar que todo ésto no aplicaría si viviéramos en México. Los estándares son diferentes, las distancias no son tan largas; vivir cerca de la familia y de los mejores amigos de la infancia, hace que este tema tome una perspectiva diferente. Sobre fiestas infantiles mexicanas o al menos regiomontanas, otro día comentamos, pues mis niñas nunca han ido a una fiesta infantil en México, ni tampoco han sido invitadas (tono de víctima, pobre de mí), así que no tengo mucha experiencia.

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