Ya estoy esperando con ansias la época navideña. ¡Qué celebración tan bella: el cumpleaños de Jesús! Y aunque muchos se escandalicen porque mi esposo y yo no les enseñamos a nuestras hijas que Santa Clós les trae regalos (lo cual siento mucho decirles, pero no es verdad -ja-), nuestras Navidades son muy divertidas e importantes para nuestra familia. Ahora que tenemos a Blyssé, a Allegra y a Churro, las tradiciones de nuestra pequeña familia de cinco, se han hecho más significativas.
¡Qué emoción! Ya faltan menos de cinco meses para Navidad.
Una "tradición" que no me gusta en esta bella época es el "Secret Santa" o el amigo secreto, o el intercambio "obligado" navideño. No me malinterpreten, me encanta dar y recibir, pero NO cuando es obligado.
Para disfrutar un intercambio navideño, primero se debe aceptar participar. ¿Te ha tocado llegar a una fiesta navideña o posada y cuando llega la hora del intercambio, te avisan que te tocaba alguien? A mi esposo y a mí si nos ha sucedido; y no sólo eso, sino que una de las personas que "nos tocaba" (sin nosotros saberlo), nos dijo que podíamos darle efectivo (sí, nos pidió dinero antes de que se terminara la reunión). No traíamos efectivo, así que le escribimos un cheque.
Es mi preferencia personal, decidir si quiero participar en un intercambio de este tipo o no. Me ha tocado también que me preguntan: ¿Quieres participar en el intercambio este año? Y yo pensando: ¡Qué padre que me preguntaron si quiero; les puedo decir la verdad! Entonces respondí: No, gracias. Pero al día siguiente se me hizo saber que este grupo de personas, promotoras del "Secret Santa" y de falsos gestos de emoción y agradecimientos al recibir un regalo, estaban muy sentidas y hasta enojadas por mi respuesta tan desconsiderada. Yo no sabía que era una pregunta retórica.
Así que para no causar enojos ni inconvenientes, he participado en este intercambio, el cual año tras año me ha incomodado, especialmente cuando a mí o a mi esposo no nos han dado regalo. Después de hacernos participar en dicha actividad, deberían tener la consideración de darnos un regalo. A mi esposo no le importa si le dan o no le dan. Le vale.
Este es mi deseo navideño para este año y años venideros: Que si podemos y queremos dar un regalo en Navidad, lo hagamos sin presión, ni por quedar bien con nadie. El que me quiera y pueda dar un regalo, qué bueno, se los agradezco y Dios se los va a recompensar. Quien no tenga el deseo en su corazón de darme un regalo, o no le sea posible, ¡por favor no lo haga!
Vamos a dar y recibir de corazón y sin esperar nada a cambio. No nos sintamos obligados ni comprometidos. Seamos honestos. Después de todo la Navidad es para celebrarla con los que queremos, no con los que queremos quedar bien. Basta de hipocresías y falsedades.
Y si quieres que participe en tu intercambio, avísame con tiempo; y no te sientas mal si te digo que no. Yo prefiero la honestidad a los deseos huecos y falsos, ¿y tú?
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