Considerando que sólo uno o dos leerán esto, me atrevo a confesar un secreto: Disfruto de algunos 'reality shows' y a veces los veo.
No es algo de lo que esté orgullosa, pues la televisión puede convertirse en un vicio y la mayoría de las veces no aporta nada bueno.
Seguido me acuerdo de un señor (cuyo nombre no recuerdo), que es considerado un gurú de la educación Montessori. Él fue a evaluar una prepa Montessori donde trabajé hace años. Los maestros tuvimos unos días de clases intensivas con él, y algo que recuerdo de lo que aprendí de la experiencia de dicho "gurú", es cuando nos dijo: 'Está comprobado que los seres humanos aprendemos de muchas formas, con diferentes métodos y medios, menos con la televisión. No usen la televisión en sus clases, los estudiantes no aprenden nada de esa forma".
Cada vez que permito que mis hijas se sienten a ver a este monstruo de hipnotismo inútil, la tele, me siento muy culpable. Y me siento también (menormente) culpable cuando yo uso tal medio como válvula de escape.
Sin embargo comprendo que en la vida estresante del mundo moderno, a veces es necesario para los adultos, encontrar un medio que les permita relajarse y de cierta forma desestresarse. Para muchos adultos ese medio es la televisión.
He aquí mi experiencia: De vez en cuando, cuando estoy sola abajo, mientras mi esposo pone a dormir a las niñas, me dispongo a limpiar la cocina. Mientras pongo los platos sucios en la lavaplatos, enciendo la televisión para sentirme 'acompañada'. Fue así que hace meses al brincar de canal a canal, me encontré con 'Bravo'.
Aunque no soy una experta, con las (aproximadamente) 3 horas por semana que veía este canal, puedo decir que Bravo es un canal de televisión principalmente de "reality shows". Reality TV: ¡Qué gran terapia! Nunca he visitado a ningún tipo de terapista ni consejero (no por qué no lo necesite), pero en mi caso, Bravo ofrece una terapia que puede ser más económica y flexible, y que se acomoda a mis horarios.
Mi esposo y yo decidimos hace poco no tener cable, pues no nos ofrece nada positivo a nivel personal ni familiar. Pero eso no quiere decir que escapemos de la influencia de la televisión, pues tenemos Netflix. Pero ya no tengo Bravo: mi terapista personal. Tengo que admitir que de vez en cuando extraño a esos 'amigos' que este terapista profesional me presentó.
Así fue que conocí a las maravillosamente reales y auténticas amas de casa de diferentes ciudades de los Estados Unidos de América, en inglés conocidas como las "Real Housewives". Si ustedes no tienen el gusto de conocerlas, ¡de lo que se están perdiendo! Mejor terapia no hay para mí, que el ver a las Real Housewives de New Jersey en su vida diaria. ¡Y cuánto he aprendido de las de Beverly Hills! Y lo bueno es que cuando se acaban sus temporadas, vienen las del condado de Orange, las de Nueva York, Atlanta, Washington DC y mis menos favoritas: las de Miami. Todas igualmente disfuncionales, pero cada una de ellas con su particular toque personal.
Estas bellas 'amistades' me han enseñado con sus experiencias, una lección muy valiosa en la vida: No importa cuánto dinero, posesiones materiales, estatus social y fama tengas, eso no te hace una persona feliz, plena, ni buena. Ellas son prueba de que el dinero no da la felicidad.
Además estas maravillosas amigas, me hacen sentir menos culpable cuando me siento mala amiga, hija, esposa o madre. Ellas me ayudan a recordar que hay más locas que yo, más inestables que yo, más traumadas que yo. Ya no me siento tan sola. Gracias a mis amigas de Bravo, por compartir sus vidas conmigo y recordarme lo que es importante en la vida. Y gracias porque con su existencia, me ayudan a creer que soy una mejor persona. ¡Un bravo para Bravo!
Ya no tengo Bravo, pero probablemente valga la pena pagar $1.99 (dólares) en i-Tunes para tener una sesión de 45 minutos en mi i-Pad cuando me empiece a sentir deprimida, solitaria o harta de alguna situación. Dos dólares no está mal, para retomar una mejor perspectiva de vida, aunque sea por un rato...¡Y sin comerciales!
;)
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