Anoche en el hotel, ya que se habían dormido las niñas, encontré en la tele un programa de la vida real que se llama "Betheny Ever After". Creo que la protagonista hizo su debut en televisión en otro reality show con un grupo de mujeres, y ahora ella tiene su propio show. Además, estuvo también en otro programa de competencia, llamado "Skating with the Stars". Esta chica tiene su propio negocio de bebidas alcohólicas. No conozco más detalles. De todo eso me enteré anoche durante la media hora que vi este programa, que, como casi todo lo que sale en este medio masivo de comunicación, no nos deja nada bueno ni trascendental en nuestras vidas o las de nuestros seres queridos. Pero bueno, me entretuvo un rato y hasta me hizo reír. La parte que me causó tanta gracia fue cuando ella lloraba triste y desconsoladamente, mientras la maquillaban, porque no quería que su esposo la celebrara en una gran fiesta de cumpleaños y no sabía que ponerse.
¡Pobre de ella! Con varios vestidos de diseñador que recibió en la puerta de su hogar, debe ser muy difícil escoger. Qué triste debe ser tener que estar sentada mientras te maquillan, te hacen manicure y pedicure, mientras tu esposo está apurado preparando regalos y sorpresas con motivo de tu cumpleaños, y tu bebé está siendo cuidada por la niñera de tiempo completo.
Betheny cumplió cuarenta años, tuvo una fiesta muy bonita y elegantona en un exclusivo lugar de la ciudad de Nueva York. Sus amigos estuvieron ahí para acompañarla (al parecer no tiene contacto con su familia), al igual que sus suegros que se esfuerzan por hacerla sentir amada y valorada, pero parece que Betheny no está acostumbrada a recibir amor y no sabe cómo aceptar estas muestras de apreciación.
Durante casi toda su fiesta se la pasó quejándose y hasta llorando porque no le gustaba tanta atención; lo cual me parece irónico viniendo de alguien que protagoniza un "reality show".
Al final del tiempo que perdí en frente de la tele antes de dormir, Betheny, su esposo, su bebita y su perro, se meten a la tina de baño (de las chiquitas, creo que sólo caben porque están súper flacos -ja, ja-) y ella dice que es así como le gusta celebrar su cumpleaños. Y sí, el perro también se bañó con ellos.
Creo que la razón por la que de vez en cuando me quedo picada viendo uno que otro episodio de estos programas modernos donde nos muestran la vida "real" de alguien, es porque me ayudan a valorar mi propia vida aún más. Hay esposas y madres más locas y estresadas que yo. Hay mujeres allá afuera que son más enojonas que yo, o más inestables e indecisas y hasta más inseguras que yo. ¡No soy la peor! Hay más como yo (y hasta peores) en la realidad de los "reality shows".
¡Qué viva la vida!
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