lunes, 10 de enero de 2011

Columbine

Aproximadamente la segunda semana de abril de 1999, yo tuve un sueño que me asustó mucho. Se sentía tan real… no era como un sueño “normal”. Me desperté súper asustada, agitada y llorando. Tenía tanto miedo, que desperté a Danny. Había soñado que a mis mejores amigos y a mi nos perseguían unos muchachos vestidos de negro, que estaban usando gabardinas y cargaban metralletas. Además de estos dos personajes, y de mis amigos y yo, había más gente alrededor. Cuando empezaron a disparar todos corrimos, yo entraba a un gimnasio y después seguía corriendo buscando donde esconderme hasta que entre a una biblioteca, junto con otras personas que corrían junto a mi. De lejos vi como les disparaban a algunos de mis amigos y como se caían en el suelo.

Parecía que fuera una película, pero para mí era tan real, no parecía un sueño. Me escondí debajo de una mesita y me trate de proteger con las sillas, pidiéndole a Dios que los matones de las gabardinas negras no me vieran. Me asomaba por debajo de la mesa y las sillas y veía a otros escondiéndose y muchos libros. Podía escuchar a algunas personas llorando y a otros tratando de contener el llanto. De repente escuchamos que entraron con gran estruendo y riéndose maliciosamente aquellos de los que huíamos. Empezaron a disparar, por arriba y por debajo de las mesas…qué sonido tan aterrorizante. Después vi las piernas de uno de ellos aproximarse a la mesa donde yo estaba. En ese momento estaba segura de que me iba a morir. Mi última esperanza era fingir que estaba muerta. Me recosté, cerré los ojos y trate de no respirar. Le pedí a Dios que pensaran que estaba muerta. Sentí la respiración de este asesino en serie cerca de mi cara. Después sentí que se paraba y le decía al otro que varios de nosotros estábamos muertos. En eso lo sentí alejarse de la mesa donde yo me escondía. Escuché que se abrían y cerraban las puertas. No me atreví a abrir los ojos, hasta que escuché disparos en otro lugar, fuera de la biblioteca donde yo estaba.

En eso me desperté y desperté a Danny. Le dije lo que había soñado y que se sentía tan real; él solamente me dijo que era una pesadilla y que volviera a dormir. Por varios días estuve pensando en ese sueño. No sé si me acordaría hasta ahora de ese sueño si no fuera por lo que pasó más o menos una semana después.

El 20 de abril de ese mismo año, dos estudiantes de “Columbine High School” (una prepa localizada aproximadamente a media hora de donde Danny y yo vivíamos), vestidos con gabardinas para esconder sus metralletas, atacaron a maestros y compañeros de la escuela donde ellos mismos asistían. Mataron a 12 estudiantes, un maestro e hirieron a 21 personas más.

Unos días después de esa masacre, escuché en las noticias locales a una estudiante de esa escuela, que relataba su experiencia. Lo que ella contó que vivió, coincidía paso a paso con el sueño que me había causado tanto miedo una semana antes.

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