De todas las clases y niveles que he enseñado, las clases de español para hispano hablantes eran mis favoritas; pero sufrí varias decepciones. Una de esas decepciones era cuando mis estudiantes dudaban de mi capacidad como maestra de español.
He aquí un ejemplo: "Maestra, dice mi papá que usted no sabe español" -Quedé anonadada, pero le pregunté por qué lo decía, y ella con gran seguridad y con absoluta y plena confianza en quienes le dieron la vida, me respondió, más o menos así: "Usted usa palabras que nosotros no usamos, habla diferente. Mis papás dicen que toda la gente que ellos conocen siempre han dicho "haiga" y nadie dice que está mal, usted es la única que no dice "haiga". Usted no sabe español".
Hasta ahora, no creo tener una respuesta educada y amable ante tal insulto. Conté hasta diez, respiré profundo, y le contesté: "Te aseguro que la palabra correcta es haya, "haiga" no existe; no es una palabra correcta, aunque se use". Empecé mi clase, y proseguí en mi pequeño intento de que nuestro bello idioma no se pierda ni se ensucie, en cualquier parte del mundo a donde sea llevado.
Location:En la cama, recordando
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario