miércoles, 6 de marzo de 2013

Amiga: No esperes nada a cambio...nunca.

Amiga querida:
Anoche hablamos y te agradezco que confíes en mí y que me sigas aguantando tal como soy después de ¡casi 25 años de amistad! Gracias no sólo por pedir mi consejo, sino por escucharlo, valorarlo, y hasta intentar llevarlo a cabo.

No esperes nada a cambio. Al dar un regalo, dalo porque quieres, con amor, por la alegría de ver a la otra persona disfrutarlo y no esperando que tú también vas a recibir un regalo cuando sea tu turno. Tu turno tal vez nunca llegará. No esperes nada a cambio.

Cuando organizas una fiesta para alguien, no esperes que ellos van a organizar una fiesta para ti después, lo más probable es que no sucederá. Si no lo haces con amor, no lo hagas. No esperes nada a cambio.

Cuando visites a alguien en el hospital, no esperes agradecimientos ni alabanzas. Hazlo con amor. No esperes nada a cambio.

Si damos con amor y por amor, no porque queremos que se nos regrese el favor, nunca nos vamos a decepcionar, ya que desde el principio no estábamos esperando nada a cambio. No esperes nada de nadie... Nunca.

Todos los seres humanos, incluyendo a la gente que te cae bien, y quienes más amas; tanto familiares como amigos, maestros, vecinos y políticos; tu cantante favorito, tu esposo y tu hijo; conocidos y desconocidos, locos y cuerdos; adultos, jóvenes, viejos y niños; ¡hasta tu madre y tu mejor amiga! Todos en algún momento te vamos a decepcionar. De alguna forma o de otra, aunque te apreciemos, te queramos y te amemos, todos te vamos a decepcionar.

El secreto para no sufrir decepciones constantes es no esperar nada a cambio. Disculpa que lo repita pero da con amor y sin esperar nada a cambio, si no, mejor no des. No des tu tiempo, tu trabajo, tu amor, tu atención, ni tu dinero, si no es con amor.

El único que no nos va decepcionar jamás es Jesús. Agárrate de Él y no te preocupes de satisfacer a los demás.

"Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso." (1 Coríntios 13:3)

"Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría." (2 Coríntios 9:7)



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