jueves, 14 de marzo de 2013

Regalos no merecidos

Acepto que estoy muy consentida por Dios. Aunque me quejo seguido, estoy consciente de que a diario recibo muchas bendiciones: familia, seres queridos, alegrías, experiencias, regalos materiales; pero lo más importante: regalos espirituales, protección celestial, la bondad de Dios.

Y yo ¿de qué me quejo? Me quejo de que no tengo una muchacha de limpieza que viva en mi casa, como se usa en Monterrey, o con que viniera 5 veces días a la semana me conformaría.

Y para animarme en este día que ya no es mi cumpleaños, recuerdo con alegría el día de ayer, que fue mi cumpleaños:

Me desperté con un buen esposo, de quien amorosamente recibí mi primera felicitación del día. Mis niñitas y Churro vinieron a la cama a felicitarme también. ¡Qué afortunada soy!

Las niñas y yo nos preparamos para ir a almorzar con unas amigas y algunos de sus hijos. Estuvo muy rico y divertido. Después las niñas me llevaron a comprar mi pastel de cumpleaños, escogí uno de helado. No esperamos a papi para cortarlo y cantar las mañanitas, pero le compartimos cuando regresó del trabajo.

Después de que la semana pasada nevó tanto, en los últimos días el clima ha estado perfecto: calientito, pero sólo lo necesario para disfrutar el día afuera y sin suéter. (No súper caliente como en el verano, eso es demasiado hasta para mí, aunque los calorones no pasan de 3 meses y día con día le agradezco a Dios por el regalo de aire acondicionado en mi casa, donde puedo resguardarme del intenso calor de verano en Colorado.) Es una bendición un día en el que no usemos suéter, considerando que todavía estamos en invierno.
Así que aprovechamos el clima y salimos a caminar las niñas, Churro y yo.

Blyssé tuvo clase de piano. Los miércoles mis dos hijas tienen clase de natación, pero me dio mucha flojera llevarlas. Blyssé no quería perderse la clase, así que sugirió irse con una amiga/vecina que también está en la clase, lo cual funcionó perfectamente, pues Allegra quiso quedarse en casa conmigo. Ella y yo comimos más pastel y además empezamos a empacar para nuestro viaje.

Danny les dio de cenar a las niñas, las bañó, las puso a dormir y limpió la cocina. ¡Excelente regalo de cumpleaños!

Además de todo, recibí varios regalos inesperados de varias amigas.

Me fui a la cama feliz, pensando en que pronto estaremos en México y veré a mi familia.

Y hoy me di mi regalo de cumpleaños: un manicure y pedicure. ¡Qué relajante!

Gloria a Dios.


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