martes, 5 de marzo de 2013

Creciendo... ¡Qué triste!




Ayer llevé a Blyssé al dentista porque se quejó de que cuando mordía una manzana, le dolía "el diente de en medio, de abajo".

Gracias a Dios sus dientes siguen estando saludables y libres de caries, la causa del dolor era muy sencilla: su primer diente flojo y a punto de caérsele (no sé cuánto se va a tardar).

No se me había ocurrido que a ella, al igual que a otros niños de su edad, ya se le iban a empezar a caer sus dientitos de leche, para darle la bienvenida a los dientes que la acompañarán por gran parte de su vida. Al darme cuenta de que una nueva etapa en la vida de Blyssé ya casi empieza, una parte de mi se niega a aceptar que mi niñita está creciendo.

Sé que es parte de ser padre o madre. Sé que es un cliché decir que los padres siempre veremos a nuestros hijos como bebés, o como si fueran niños pequeñitos. Sé que muchas otras madres pasan por el mismo sentimiento de melancolía al ver crecer a sus hijos. Sé que no soy la única.

Hoy me toca a mí hablar sobre la melancolía que me causa el ver crecer a mis niñas tan rápido. Y con un sólo dientito flojo, me imagino todos los cambios que vienen.

Ya desde ahora no las quiero dejar ir. Que no crezcan y se vayan todavía, por favor.



Esperando al dentista.

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