Los errores, las caídas, las decepciones y las decisiones que vamos tomando durante nuestra vida, no se "anulan" con un papel o documento "legal". Ni dejan de existir porque una persona en posición de autoridad te diga: "Esa parte de tu pasado ya no existe".
Eso no es real.
El pasado se queda atrás, pero todas esas experiencias que vivimos y decisiones que tomamos, forman parte de quien somos ahora. Ese pasado forma parte de nuestro presente y nuestro futuro. Depende de nosotros cómo lo usemos.
El pasado no se olvida, ni se anula, se aprende de él. El pasado es real.
Podemos perdonar a otros y a nosotros mismos, pero no olvidar. No existe "perdón y olvido", perdonar.- sí; olvidar.- no. Seamos realistas, sería tonto de nuestra parte olvidar y no aprender de nuestros errores y caídas. Todos tenemos partes de ese pasado que quisiéramos "anular". Aprendamos de esas malas circunstancias o decisiones y crezcamos.
Dios conoce cada rincón de nuestros corazones. Él conoce cada parte de nuestra historia. A Dios no lo engañamos, ni necesitamos pretender ser algo que no somos. Dios nos ama sin importar nuestro pasado. ¿Qué importa entonces lo que la sociedad o un papel digan de nosotros?
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