lunes, 15 de abril de 2013

Un día de B y A




¡Qué rico debe ser Blyssé y Allegra! Eso me imagino mientras las veo en sus respectivas clases de natación.

Estoy sentada al lado de los ventanales y veo cómo cae la nieve a cántaros. Afuera está frío y el piso ya no se ve, y los árboles ya casi están todos cubiertos de nieve pesada. La nieve en la primavera es más mojada y por lo tanto, pesada.

Hoy estuvo nublado todo el día, pero no empezó a nevar sino hasta el mediodía.

En la mañana después del desayuno, mientras las niñas empezaban a hacer sus ejercicios de matemáticas, yo intentaba preparar todos los ingredientes para adaptar una receta de quequitos de plátano, con avena, linaza, harina integral y endulzados con miel de agave. Me tardé porque las niñas me interrumpían con preguntas de los ejercicios que estaban haciendo. Cuando tuve todo listo ellas lo empezaron a mezclar. Al final a Blyssé y a mí nos gustaron los quequitos saludables, pero no a Allegra.

Hicimos unas vueltas, empezaron a caer unos diminutos copos de nieve ya de regreso a casa. Las niñas jugaron, comimos y descansamos. Creo que todas tomamos una pequeña siesta. Blyssé me dijo que ronqué muy fuerte (Ronco cuando estoy embarazada).

Después limpiaron todos los juguetes y libros que estaban por todos lados y nos preparamos para ir a natación. A esta hora ya estaba nevando mucho, pero las calles se veían sólo mojadas. Manejamos hacia a la alberca y cada vez nevaba más.

Al salir de la clase de natación, mi van estaba cubierta de nieve muy pesada. Las calles al regresar ya estaban acumulando mucha nieve. Le pedí a Dios que nos protegiera. Gracias a Dios regresamos a casa sanas y salvas.

Blyssé y Allegra se bañaron con agua calientita en mi tina y en mi regadera. Les abrí la ventana grande de mi baño para que vieran la nieve caer mientras se bañaban. Qué bendición tan grande es estar adentro tan calientita, mientras afuera está tan frío. Gracias Dios.

Cenaron, jugaron y leyeron más, se peinaron una a la otra ya con sus pijamas suavecitas de monos de nieve.

Ya están en la cama. Gracias a Dios sanas y sin saber que allá afuera, cosas horribles pasan. Ojalá pueda tenerlas aquí conmigo seguras por muchos años más.


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