No es necesario envidiar la buena fortuna y las bendiciones de los demás.
Así como hay felicidad, alegría, buenos y gratos momentos en nuestras vidas, también encontramos problemas, tristezas, tragedias, decepciones e inconvenientes. En este mundo imperfecto, no hay excepciones: todos sufrimos en algún momento de nuestras vidas.
No permitas que la envidia te ataque; todos tenemos nuestra propia historia y nuestro propio camino. No te compares; vive tu vida feliz, trabaja para obtener lo que deseas, ponte en contacto directo con Dios, haz oración, da gracias cada día por las bendiciones recibidas y enfócate en lo bueno que tú y los tuyos tienen.
Disfruta de tu camino por esta vida, no es igual al camino que otros van a recorrer. Todos somos diferentes, cada uno con nuestras virtudes y defectos. Alégrate con las alegrías de los demás, y si eres afortunado, encontrarás 'buenos amigos de verdad' que se alegrarán con tus logros y tus momentos de felicidad.
No pierdas tu valioso tiempo comparándote; ni deseando lo que otros tienen; ni queriendo ser como alguien más, ni pensando que tú y tus hijos son como otros. Recuerda que eres único, disfruta de esas diferencias, y sé feliz.
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